“No hablemos de mi obra,
hablemos de ideas” Pablo Palazuelo
Pablo
Palazuelo, artista
madrileño, nace el 6 de Octubre de 1917 y fallece el 3 de Octubre de 2007.
Pintor, grabador, arquitecto y escultor, fue galardonado con la Medalla de Oro
de las Bellas Artes en 1982 y Premio Velázquez del Ministerio de Cultura
español en 2004.
Hablar
de la obra de Pablo Palazuelo es hablar
de proceso y de reflexión, de indagar en los mecanismos en los cuales las
formas se articulan y se constituyen. Son transformación de un
código de órdenes preexistente que se relaciona con un conocimiento
profundo de la interiorización de dichas leyes, de un saber por experiencia, de
cómo funcionan. Estas formas geométricas a las que se refiere son portadoras de
dinamismos o energías con
poder de expansión, con poder de generación
de otras formas infinitas y fértiles.
De la rigidez y la
frialdad que pudieran transmitir las obras más estrictamente geométricas,
Palazuelo asombra con una obra
vinculada a la naturaleza, a la pulsión de la forma en su movimiento, a
un reflexionar y un pensar que desemboca en unas construcciones basadas en
estructuras trans-geométricas y proporciones matemáticas. Sus pinturas nos
acercan hacia una percepción espacial, topografías, fragmentos geológicos, paisajes
lunares o sinuosas formas orgánicas a veces incluso cercanas a la psicodelia. El desarrollo de la abstracción y el uso de la
geometría en su obra están íntimamente ligados a un proceso racional
pre-formativo basado en el descubrimiento (no invención) de nuevas formas. Este
descubrimiento constante que guía su trabajo se traduce en una tensión
manifestada a través de las variaciones interminables de las formas.
“La
imagen dibujada es un conjunto autónomo de signos con una dinámica interna
propia, regida por una coherencia global y significante. La obra dibujada y así
estructurada es un organismo, una configuración viviente puesto que contiene en
potencia la capacidad de admitir una intervención exterior.” P.P
“Mi
intención es penetrar profundamente los, para mí, secretos de la formación y la
forma. Puedo añadir que a tal fin manipulo a mi manera lo que se puede llamar
un código de órdenes preexistente. No basta sólo con decir que se trata de
leyes de la naturaleza por la que uno se guía o que asimila uno
transcribiéndolas. Se requiere, ante todo, un conocimiento en profundidad, una
interiorización de dichas leyes, un saber por experiencia cuáles son, qué son,
cómo funcionan. De lo contrario, habrá frustración. Yo diría que esas cosas se
poseen sin poseerlas; son ellas, más bien, las que nos poseen.” P.P
Es inevitable
relacionar sus reflexiones y concepciones con los pensamientos de Paul Klee, de
quien, de este último, reconoce que le causó una gran impresión, quizás la
emoción más fuerte que “había sentido desde que empezara a pintar”. Le
intrigaba su interés por la geometría, su percepción de las manifestaciones de
la geometría en la naturaleza hecha poesía; “líneas y colores que sueñan…” Es
su relación con la energía en la naturaleza lo que más atrae de la obra de
Klee. Sus paisajes, sus fantásticas ciudades y las ruinas, sus líneas, colores;
todo se encuentra en un estado de máxima atención hacia la intensidad y la
energía.
“La
marcha hacia la forma, cuyo itinerario debe estar dictado por alguna necesidad
interior o exterior, prevalece sobre la meta terminal, sobre el fin del
trayecto. La progresión determina el carácter de la obra consumada. La formación determina la forma. En
ninguna parte jamás la forma es resultado adquirido, terminación, conclusión.
Es preciso considerarla como génesis, como movimiento. Su ser es el devenir y
la forma como apariencia no es más que una maligna aparición, un peligroso
fantasma.” Paul Klee
De la misma
manera que expone Klee, Palazuelo se interesa por el proceso formante, por aquello que rige la función formante, haciendo visibles los aspectos sucesivos de
la forma durante estos procesos de formación y transformación según su
coherente necesidad interna. Es decir, trata de presentar modelos de los fenómenos metamórficos; la partícula trans- es bastante expresiva cuando
intenta dar una imagen verbal de aquel conjunto de fenómenos.
“Trato de plasmar imágenes que no sólo sean
representación, sino manifestación de esos principios subyacentes que son la
naturaleza. Yo
no quiero representar, sino manifestar o, al menos, colaborar en el acto de la
aparición” P.P
Palazuelo no inventa formas,
sino que, como hemos visto, tras un intenso proceso de investigación, descubre
las ya existentes, las relaciona y da lugar a nuevas concepciones espaciales. Las trans-geometrías se muestran como algo
viviente, como si fueran organismos propios, donde el espectador pudiera completar la
obra en el propio acto de la percepción. De este modo el que la contempla se
situaría en un estado equivalente al del artista en cada uno de los instantes de la visión. Aquel que observa la
obra, la complementa. Sería un proceso de culminación de la obra que no acaba
en el trabajo del artista, sino en la re-interpretación posterior y en las capacidades
sensibles del espectador para entablar comunión con la obra.
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