La escultura Gift Horse de Hans Haacke, inaugurada el 5 de marzo de 2015, ha lucido durante dieciocho meses en el cuarto pilar - situado en el noroeste - de Trafalgar Square. El pedestal que debería haber sido ocupado desde 1840 por una estatua ecuestre de William IV, a causa de la falta de fondos ahora sirve temporalmente como plataforma del arte contemporáneo para artistas ya consolidados. Es un espacio original ya que no es fácil de ver en la intemperie del espacio público, obras de grandes artistas de prestigio. Además Trafalgar Square, en el mismo corazón de Londres, es un lugar que se presta potencialmente a la controversia por ser uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Es una plaza de lo más institucional. ¿Acaso cabe recordar que allí mismo se encuentra
la National Gallery?
La estatua consta de un caballo raquítico posando como lo hacen los caballos cuyos dueños murieron debido a las heridas en combate. En la pata delantera elevada tiene adosado una pinza atada como un lazo con una pantalla de luces led que reproducen datos; tan solo informa, en directo, acerca de las cotizaciones de la Bolsa de Londres. La obra se adecua a la ciudad y a su cultura tomando referencias de ella. La primera es el homenaje formal al artista inglés del siglo VIII George Stubbs y a sus estudios anatómicos de caballos recogidos en The Anatomy of the Horse (1766), especialmente al gravado The Skeleton of a Horse. En el ámbito conceptual de la obra, Haacke remite indirectamente a un contemporáneo de Stubbs; el economista y filósofo y también británico -era escocés- Adam Smith y especialmente a The Invisible Hand of the Market un concepto mencionado ligeramente en su obra The Wealth of Nations que posteriormente ha sido reproducido reiteradamente lejos de su contexto y de su significado original con tal de redirigir el capitalismo primerizo presentado por Smith para poder asentar más elegantemente las bases del liberalismo económico.
La estatua de temática equina en bronce consolida el peso de lo clásico a su vez que se funde con un lenguaje opuesto, el elemento digital remite a pura contemporaneidad. La confrontación va más allá, los simbolismos también se debaten entre ellos en una misma figura suscitando con aires críticos las relaciones e intereses entre el poder, el dinero, el arte, el privilegio y la historia. Pocos más datos hay acerca del significado de la obra. La voluntad de Haacke es dejar las interpretaciones en manos del visitante, o en este caso, del transeúnte. “Es una invitación a hacer conexiones” dijo a la BBC “pero no daré direcciones. Estoy seguro que habrá diversidad de respuestas”. Haacke estaba en lo cierto. Aunque es notable que la obra sigue en la misma línea, conceptual y crítica contra el sistema, característica de la obra Haacke, Boris Johnson, el mismísimo alcalde de Londres que presidía la inauguración mencionó que era “ una observación asombrosamente original sobre las relaciones entre el arte y el comercio”.
Claro está que una vez más en Londres -en pleno centro neurálgico- se une la tradición con la contracultura. “Entrelazar nuestra historia con lo contemporáneo, estimulando además el debate, es lo que hace de Londres una capital cultural tan dinámica” mencionó Boris Johnson. Un pensamiento clásicamente británico: ladino, diplomático y pragmático. ¿Por qué no dejar las consignar partidistas a un lado y promocionar la ciudad como urbe puntera?
En este juego de estira y afloja, esperemos que el Caballo de Troya, perdón, quería decir Gift Horse haya obrado al menos tal y como Haacke esperaba.
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