En el contexto del aula, se nos
pide escoger una obra de cualquier ámbito artístico que su realización se sitúe
dentro del periodo, actualmente vigente, de la posmodernidad. En mi caso
escojo una obra cinematográfica, de las más representativas del estudio de cine
de animación japonés: “Studio Ghibli” y me atrevería a decir de las más
representativas de todo el cine de animación japonés y mundial. Este filme se
titula originalmente como: “Sen to Chihiro no kamikakushi”; y en español: “El Viaje de Chihiro”. Fue estrenada
en Japón el 20 de julio de 2001 y a nuestro país llegó el 25 de octubre de 2002;
dirigida y con guion del fundador del estudio: Hayao Miyazaki, y con música de Joe
Hisaishi. Pero lo más destacable de su ficha técnica es el Oso de Oro de Berlín
a Mejor Película, dónde luchó en por puesto frente a otras películas que
–atención- no eran de animación. Si nos sorprende este hecho es porque
normalmente, o al menos esta es mi sensación y compartida por muchos, no se
valoran por igual una película con sus actores de carne y hueso y una película
de animación. ¿Por qué un “medio técnico” distinto hace variar la actitud
crítica respecto al producto final? Es una pregunta que no consigo resolver
aunque también me asaltan otras sensaciones: ¿Se asimila de manera generalizada
una película de animación –de las primeras que suele ver una persona en su
vida- con algo inmaduro o no lo suficientemente serio por ese hecho, a pesar de
saber de la existencia de distintos géneros dentro de la propia animación? En
segundo lugar también quiero destacar el premio Oscar de la Academia de
Hollywood a la Mejor Película de animación. Lo cual sorprende un poco dentro de
la animación japonesa ya que normalmente se suele premiar más a la conocida
Disney, lo que indica cierta predilección por lo de casa respecto a Estados
Unidos. Debate muy presente también entre gente amante de la animación japonesa
en general y en foros relacionados. Con lo cual no sé si podría afirmarme totalmente
de acuerdo pero algo que es evidente es la facilidad que existe para llegar a
contenidos de origen Estadounidense y la lentitud y/o dificultad que existe
para obtener contenidos de origen por ejemplo japonés. Quiero decir, es
evidente la diferente difusión y sólo llegarán a profundizar en la animación
japonesa quienes no sólo se quedan con “lo más fácil que ponerle al crío
durante la merienda”.
Ya entrando en el propio
argumento de la película y los temas que trata, de manera sutil para los niños
y de forma evidente para los adultos, sobre la sociedad coetánea del momento de
la creación de la película, decir que estos siguen latentes en la actualidad en
mi opinión. Primero resumiré el argumento para luego poder ir situando
diferentes escenas o partes de la película donde trata temas como: la
responsabilidad educativa de los padres para un niño y la influencia de esta en
su proceso de crecimiento hacia una madurez, el concepto de dinero igual a
permisión, posesión, la esclavitud, la sobreprotección paterna por parte de
algunos frente a la total despreocupación por parte de otros…etc.
Imagen con la que se da inicio a la trama
La historia trata de una
familia con una hija única, un poco consentida por este hecho y como veremos
más durante la película también quizás por evitar una implicación directa en su
educación, se mudan y eso implica cambiar de colegio, de amigos etc. Durante
este viaje, que ocupará un corto fragmento al inicio y al final de la película
podremos establecer una relación directa y observar así más exageradamente la
evolución de la protagonista. La familia se desvía por un camino y acaba
entrando por un túnel misterioso que les lleva a un mundo distinto, que se
puede entender como más “espiritual”. Allí sus padres querrán entrar a toda
costa “como Pedro por su casa” y incluso harán comentarios cómo “qué lástima
que no hemos traído comida” o afirmando que aquello era un viejo parque de
atracciones haciendo ver que lo saben todo y en realidad no; o también con
frases como: “no te preocupes, vas con tu padre que lleva efectivo y tarjetas”.
De aquí se destilan dos críticas: la primera a la inmediata posesión de lo que
no es nuestro por puro “morro”, ocasionada quizás por la idea de tengo dinero
pues lo compro y entonces es MÍO. La segunda crítica sería a el torrente de
información que nos llega hoy en día y cómo sin ni siquiera analizarla la damos
por cierta y además con eso nos creemos que ya lo conocemos todo. De ahí una
crítica al capitalismo y la manera de vivir aprehendida de este.
Escena en la cual los padres de Chihiro toman por suyos los alimentos y se convierten en cerdos como castigo.
A partir de aquí, la niña
tendrá que afrontarse a una realidad de esclavismo dentro de la casa de baños
de la bruja Yubaba, para salvar a sus padres, en lugar de estos a ella, y en
ese proceso tendrá que madurar a la fuerza mientras que al final de la película
los padres parecen no haberse percatado de nada y el cambio de Chihiro es aún
más evidente. Hay quien señala la escena del tren sobre las vías sumergidas
como símbolo de este paso a la madurez, y la imagen que confiere esta escena
-que dura un minuto aproximadamente acompañada de música y sin dialogo ninguno-
una visión de un mundo dominado por el agua. Lo que nos podría hacer
reflexionar sobre el cambio climático y el derretimiento de los polos. A su vez
también la historia en general podría hacernos reflexionar sobre la
emancipación y el afrontamiento real de los jóvenes con la vida que cada vez se
ve más menguado a causa de la situación económica actual. ¿Cuándo vamos a ser
capaces de cuidar de nosotros mismos y además de nuestros padres? ¿Podremos acaso
alguna vez tener la posibilidad? Parece algo casi imposible para muchos.
Escena de las vías sumergidas
Con todo esto, mi
intención principal era destacar el potencial comunicativo y crítico de
cualquier elemento de la cultura popular que normalmente pasa desapercibido o
no se le da la suficiente atención o tiempo de reflexión. Además de poner en
valor la animación, sobretodo la japonesa, dentro de un contexto de cultura.
Imagen con la que se cierra la película, haciendo evidente el paso del tiempo desde el punto de partida.
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